Nexes y el SVE

Nexes entiende el SVE como una gran oportunidad de aprendizaje no formal para jóvenes de todo el mundo.
Para nuestra asociación el SVE es una herramienta para trabajar la interculturalidad, promover la solidaridad y dotar a las asocaciones de medios para su trabajo local e internacional.
Nuestros esfuerzos se encaminan hacia la transformación social, y por lo tanto, como asociación de envío, coordinadora y de acogida que somos, nos concetraremos en aquellos proyectos que compartan nuestros valores.

martes, 6 de abril de 2010

DUEÑOS DE NUESTROS DESTINOS

SOBRE EL SVE Y LA EDUCACIÓN
por Víctor Freire, voluntario en Irlanda

Casi tres meses de voluntariado en tierras Irlandesas. Suficientes para extrañar la tierra de uno, su familia, sus amigos… Pero también suficiente como para hacer propia la cultura del país que te acoge, para conocer nuevos amigos y lo que es más importante, para conseguir de ellos una “nueva familia” que esté a tu lado en un momento tan importante de la vida.

Cuando decidí participar en un proyecto de voluntariado lo hacía buscando varias cosas. La primera y quizá más importante era la necesidad que tenía de conocer otras culturas, vivir en otros países, aprender idiomas… Por otro lado y también relacionada con esta primera razón, fue el hecho de verme “obligado” a buscar alternativas al mundo laboral- educativo una vez terminada la universidad y habiendo trabajado durante un solo año. La crisis económica colocó un cartel de “fuera de servicio” en lo que se refiere al trabajo. Pero lo que en un principio parecía una puerta cerrada y que en un “final” también lo es, provocó que buscase alternativas a esos caminos tradicionales de la vida, que nos dicen que necesitamos estudiar hasta los 25 para después insertarnos en el mundo laboral como becarios y si hay suerte conseguir una plaza de trabajo.
Y cual fue mi suerte, que pude encontrar ese camino diferente. Por suerte el medio de comunicación más eficaz no siempre es Internet, o la televisión; sino que muchas veces los amigos dan mejor información que cualquier Mass media.

De esta manera me embarco con 25 años en un proyecto de voluntariado que me lleva a Irlanda, trabajando con una organización que desempeña una labor en el ámbito de los Servicios Sociales, relacionado con mis estudios y dándome la oportunidad de aprender idiomas, además de todo lo que aporta vivir en una cultura diferente.


Desde que llegue a este país todo han sido experiencias positivas, incluso aquello momentos en los que uno tiene que hacer frente a pequeños problemas de la vida cotidiana, que en “otro idioma” se convierten en grandes desafíos.
Pero quizá una de las cosas que más me ha llamado la atención es el hecho de encontrarme con muchos chicos y chicas de Alemania con apenas 18 años. Por lo visto es más que habitual en ese país el participar en un proyecto de voluntariado una vez terminado el instituto. Se vean “obligados” a hacerlo o no, se puede ver, tras hablar con muchos de ellos que es una experiencia muy enriquecedora, incluso más que con 25 años. ¿por qué cuantos de nosotros nos hubiésemos ido a otro país con 18 años? ¿incluso cuantos estábamos dispuestos a abandonar la casa de los padres una vez empezada la universidad?

Es cierto que en España, la desinformación acerca de las diferentes cosas que podemos hacer una vez finalizado el instituto es muy grande. Las rutas siempre son tres: trabajo, Universidad o FP.
Y no es menos cierto que culturalmente, nuestros padres nos apoyan para que estudiemos una carrera universitaria, la que sea, dándolo todo por nosotros y “evitando” que nos introduzcamos en el mercado laboral, por miedo a que el dinero no nos deje ver nuestras prioridades. Lo único que buscan, es que tengamos la oportunidad que ellos no han tenido de escalar socialmente. Pero en ocasiones el sobre proteccionismo paternal también hace que el camino sea menos luminoso. Porque no siempre, el camino más rápido es la línea recta.
Y es fácil de imaginar, un chico o una chica, de 18 años recién finalizado el bachillerato, “expuesto” al mundo del voluntariado, en otro país, en la soledad, sin la protección de los padres. ¿acaso alguien puede pensar que sería la etapa más infeliz de su vida?
Por supuesto que no. Todo lo contrarío. La exposición se convierte en encuentro, de culturas, de gente, de amigos… La soledad en compañía, de chicos y chicas como ellos, con ganas de aprender nuevos idiomas, de disfrutar de la convivencia con gente de otros países, de la fiesta… de todo. Y por último, la desprotección, en educación. En aprender a cocinar, a convivir con gente… y conocer otras personas que si han estudiado en la universidad. Descubrir que compartes muchas cosas con ellos, expectativas, emociones… Esto muchas veces, se traduce en saber por que camino encaminarnos, que estudiar, en donde…
Porque muchos de nosotros elegimos una carrera universitaria sin estar muy seguros de realmente que queremos hacer. Además somos conscientes de las carencias del sistema educativo español, que en muchos casos solo pretende crear trabajadores y no personas.
Pero son estas deficiencias las que nos dan la oportunidad de decidir sobre nuestros destinos, sobre nuestra educación. Porque no todo se estudia por los libros, porque no tenemos que decidir nuestro itinerario universitario con 16 años cuando escogemos entre un Bachillerato u otro. Porque muchas veces, el mejor medio de comunicación son los amigos.
Con 18 años somos adultos con vidas de adolescentes, esperando que se nos diga que tenemos que hacer… Pero no tiene porque ser así. No todo es estudiar una carrera por estudiar, para luego terminarla y no saber que hacer, porque en el fondo probablemente te hubiese gustado dedicarte a otra cosa.

La vida, no es algo lineal. A menudo, dando rodeos, encontramos la respuesta a esas cosas que no aparecen el las enciclopedias.

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